Cajatambo, Perú — Hace cinco años, la serranía de Lima fue el escenario de una aventura pionera. En ese entonces, el viaje a los baños termales de Guñog era una verdadera proeza. Ximena tuvo el privilegio de ser una de las primeras viajeras en abrir este camino, en ser parte de la expedición que descubriría que la sierra de Lima escondía una joya termal en las alturas de Cajatambo…

El itinerario comenzaba temprano en la mañana, con la recepción de los viajeros en Lima a las 4:00 am. Después de un desayuno en Churín, la llegada a Cajatambo era alrededor de las 2:00 pm, donde los esperaba un almuerzo tradicional. El primer día incluía la instalación en el hotel Tambo del Inca. Luego, la tarde estaba dedicada a un city tour por Cajatambo, visitando la Iglesia Matriz, la plaza de armas y los caminos del inca, e incluso disfrutando de un paseo a caballo. El día culminaba con una cena de confraternidad y karaoke en el café bar.

El segundo día de la expedición en Cajatambo representaba el segmento más demandante y a la vez gratificante del viaje. Hace cinco años, acceder hasta las piscinas termales termales implicaba un esfuerzo físico considerable: un trekking de 45 minutos sobre los 4,300 msnm, a diferencia de la actualidad, donde el acceso vehicular llega directamente hasta las piscinas.

El punto de partida era el propio campamento termal, donde se servía un desayuno básico pero energético al aire libre, compuesto por infusiones calientes, café, pan con huevo, queso, papas andinas y choclo. Esta comida proveía los carbohidratos y proteínas necesarios para enfrentar la ascensión.
La ruta hacia la laguna de Viconga seguía el curso del río Pumarinri, avanzando por un terreno pedregoso y con pendiente moderada. El primer hito del recorrido era la cascada de Pumarinri, un salto de agua vigoroso que marca el inicio de la parte exigente de la ruta. El camino continuaba hasta la planicie de Cuartelpampa, ubicada aproximadamente a 4,300 msnm, desde donde ya es posible observar los nevados de la cordillera Huayhuash y la catarata que alimenta la laguna de Viconga.
El tramo final exige un ascenso abrupto de 300 metros de desnivel hasta alcanzar los 4,600 msnm en el mirador principal. Desde este punto, la vista abarca la laguna de Viconga en su totalidad, así como las cordilleras Huayhuash y Raura. Es común observar llamas pastando en las laderas y ovejas en las partes bajas del valle.

Tras aproximadamente tres horas de caminata de ida y regreso, el descenso concluye nuevamente en las piscinas termales de Guñog, donde los viajeros pueden aliviar la fatiga muscular en sus aguas sulfuradas, que alcanzan temperaturas cercanas a los 30°C. La inmersión representa no solo un alivio físico, sino el cierre functional de una ruta de trekking que combina termalismo, alta montaña y paisaje glaciar en un solo circuito.

La historia de estos primeros viajeros, como Ximena, destaca la evolución de esta ruta. Si bien hace cinco años el camino exigía una caminata extenuante, hoy la movilidad te lleva directamente a los baños termales, haciendo que la experiencia sea más accesible y placentera para todos.
Ahora es el momento perfecto para seguir los pasos de estos pioneros. ¡Atrévete a vivir esta gran aventura!
